Grupos de presión que entorpecen política criminal
Los grupos de presión, en criminología, es una forma de reacción social, son estructuras con cierto grado de organización, que buscan salvaguardar sus intereses específicos con la promulgación de derechos a su favor y raramente a terceros, siempre dentro de sus convicciones, algunas veces de gran utilidad a la sociedad, pero algunas otras en perjuicio de la sociedad, esta forma de reacción social es informal, posteriormente puede ingresar a las agencias de control social Estatales y dar paso a la reacción social formal , que es esperada por los grupos de presión, como por ejemplo una ley de acuerdo a sus ideales o conveniencia.
Partidos políticos, instituciones del Estado, asociaciones, sectores empresariales, grupos religiosos, ecologistas, animalistas, etcétera, buscan derechos, algunos son minorías y algunas veces son grupos muy grandes, algunas veces buscando discriminación positiva. La incidencia en la legislación es un proceso llevado a cabo por un grupo, que normalmente tiene como objetivo influir sobre las políticas públicas. Un grupo de presión, son personas con objetivos que busca incidir en las decisiones del Estado mediante manifestaciones, influyendo en la toma de decisiones de las masas para colocarlas a su interés, por medio de pancartas, bloqueos en las calles, incidencia en redes sociales, campañas publicitarias, cabildeo en el congreso legislativo o a Instituciones Públicas, etcétera.
El problema es que los grupos de presión en muchas ocasiones solo ven sus propios intereses particulares buscando la manipulación, y no ven todo el contexto social y los problemas de los demás, ya sea por ignorancia o porque así lo quieren premeditadamente, y con su influencia mediática pueden generar normativa jurídica que los beneficia únicamente a ellos, y los demás salen perjudicados, todo esto dentro de un contexto evolutivo individualista, ellos mismos están creando una reacción social positiva a su favor.
Muchas veces con los grupos de presión se crean leyes que en vez de beneficiar la sociedad, hacen todo un caos normativo y perjudican a la sociedad, además de asuntos económicos y éticos, también influyen en el sistema penal criminalizando conductas que no deberían ser delito, o al contrario, descriminalizando conductas severamente dañinas, congestionando la administración de justicia, saturando la reacción policial en epicentros falsos positivos de criminalidad, viciando la política criminal que conlleva a la generación de más delincuencia.
Los grupos de presión pueden hacer que se penalicen conductas que en realidad no son criminales, sino acciones que perjudiquen los intereses del grupo, por ejemplo penalizar la libertad de expresión, las grabaciones a funcionarios públicos, entre muchas otras, con la finalidad de ocultar actos de corrupción de la clase política dominante.
También los grupos de presión pueden hacer bajar las penas en delitos económicos, de medio ambiente, obstrucciones a la vía publica etcétera, y hasta incluso eliminar por completo un tipo penal especifico, con tal de beneficiarse a ellos mismos, buscando la cárcel para quien atente con sus intereses particulares y procurándose no ir a la cárcel si cometen delitos en pro de sus intereses.
Publicado en el periódico Mundo CR por el Lic. Jesús Barrantes Castro